Cierta vez leí un libro llamado “Verónica decide morir” escrito por Paulo Coelho, me llamó mucho la atención una parte del texto que decía: Verónica se dio cuenta de que, por detrás de la apariencia y del comportamiento profesional, tras el aire de preocupación, el personal estaba sintiendo un inmenso placer con mi dolor, como si llenaran sus vacíos y se aprovecharan de ello para ocultar sus propias frustraciones.
Me dejó pensando casi toda una semana, y me preguntaba porque el autor había escrito aquel texto, mientras tanto un día me toco turnar en la sala 5 de UCI, esta sala es la mas temida por todos los compis, escuche por allí que pedían cambios de turno o incluso llegaban a faltar para no tener que lidiar con ese turno que ellos llamaban la sala del castigo, pero ¿Por qué tanto temor?
Pues es la UCI de los gran quemados!!
Si hay algo en mi vida y en toda mi carrera pre profesional, profesional y
como especialista en cuidados intensivos, yo siempre le tuve mucho respeto y
temor a la unidad donde se encuentran los gran quemados, cuando era interna
siempre que me tocaba rotar por la sala de gran quemados, miraba con admiración
a las especialistas de aquella unidad y dentro de mi solo decía, no podría hacerlo!!
La UCI de los gran quemados es una
unidad muy dura, difícil, vulnerable y frágil para todo personal de salud creo yo, una combinación de
adrenalina y niveles bajos de serotonina recorren tu cuerpo estando allí o al
menos es lo que me ha pasado, ver al paciente conectado a maquinas, que
recorren toda su vía aérea, con un sin número de equipos conectado en todo su
cuerpo, y para variar con toda la piel lacerada, mas bien quemada, sin un
rastro de piel sana donde puedes siquiera poner los electrodos que ayuden a
monitorizar el comportamiento del corazón, como si no bastara con toda la
desgracia emocional que les causara a futuro, claro si llegan a sobrevivir.
El turno empieza, primero evaluándolos de la cabeza a los pies,
cefalocaudal lo llamamos, luego se viene el monitoreo neurológico, hemodinámico,
ventilatorio, etc. Pero eso es lo que se
hace en todas las UCIs, cierto!! Aquí viene la parte más cruda diría yo, se
siente como pasar por un callejón oscuro, miedo; tus sentidos se agudizan y se vuelven mas
sensibles y el dolor que probablemente acompaña al paciente, te acompaña a ti,
es como si ambos se sincronizaran, o al menos es lo que pasa conmigo, tocarlo
con toda la delicadeza y a la vez firmeza para curarlo, limpiarlo, moverlo, cambiar sus apósitos
y sabanas manchadas de sangre y secreciones que su vulnerable cuerpo lastimado
exuda, es verdaderamente una tortura. Es cierto que muchos están sedados,
dormidos por así decirlo, desconectados totalmente de la realidad, pero
realmente pareciera que aquel dolor físico que él o ella no siente, lo terminas
sintiendo tu y es mas que un dolor físico, es emocional y eso realmente agota y
duele.
Aquí viene lo que dijo Verónica y tal vez mal interpretado, hay un
instante, un pequeño instante dentro de todo lo crudo, ¡¡un momento llamado
satisfacción!! De haber hecho todo lo que se necesita sin salir corriendo o
hacerlo a medias, y de ver que pudiste con todo lo que al inicio sentías que no
ibas a poder, con toda esa tensión durante los cuidados o el miedo a que tu corazón
pueda dejar de latir por haber hecho una mala maniobra, o a que la maquina que
te ayuda a respirar pueda salir de tu cuerpo frágil, o el mismo hecho de que algún
daño pueda causarte sin darme cuenta, sobre
todo ayudarte con mi pequeño granito de arena que es cuidar de ti y haber
podido con todo ello es la plenitud que se siente. ¡O le vas a todo o le vas a
nada! ASI SOMOS….
Y sí te admiro y mucho, porque eres mi ejemplo de cada día, tú que eres el
paciente, puedes con todo esto, ¡¡creo yo poder también!!
Y Claro también tenemos vacíos, pero créeme que mi vacío no lo he llenado con tu dolor.
En
honor a Luis y Cris.
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