miércoles, 14 de julio de 2021

SOY ENFERMERA Y ME ENFERMO CADA VEZ QUE LO PIENSO


Ella es Brigith, es Enfermera intensivista, ama su profesión, en ella se siente completamente segura, dueña de si misma, plena  sobre todo feliz, mientras que en el mundo sanitario se comporta con mucha estabilidad (como un pez en el agua) en su vida cotidiana, cuando deja de ser enfermera, vive en una montaña rusa de emociones, esa es la dualidad de Brigith. La enfermería lo que mas ama y los sentimientos extremos lo que mas la asusta.



 02:00AM de la madrugada exactamente, sentada en la terraza, con una taza de café  con ese aroma tan particular . Me desperté después de haber tenido un turno seguido de 24hrs, pero que fatal estuvo aquel turno debo decir, quien se despierta a las 2am con ganas de comer un plato delicioso de comida o un rico ceviche? este es el mundo paranormal que suelo llamar a mi día a día, muchas veces no se si decir buenas noches o buenos días porque en nuestro mundo todo es al revés. A veces desayunamos de noche y cenamos de día :) cosas de sanitarios.

A veces siento que soy más enfermera que una persona civil o en definitiva normal, siento que si estoy en casa no se que más hacer  a parte de haber escudriñado en cada rincón y haber limpiado, lavado y nuevamente escudriñado en cada rincón, aunque con esta pandemia no se puede salir de casa y tampoco recibir visitas, aunque ahora pensándolo bien, antes de la pandemia mi vida era la misma, dentro de casa casi siempre por no decir todos los días y bueno la única vez que salía de casa era para ir al hospital, la clínica o a comprar mis alimentos. 

Mi mundo paranormal al que suelo llamar en definitiva siempre será al revés de todo lo normal, mi frase favorita suele ser: Cualquier parecido con la coincidencia es pura realidad" todo siempre al revés 😀

Desde el día que empecé a ser Enfermera de planta, mis días se hicieron noche y las noches se hicieron días, este es el día a día de una enfermera no tan veterana pero caminando hacia allí y que a pesar de ello encontró la calma  y la paz  en lo que hace, o al menos lo intenta para así seguir viviendo a lo que ella llama su maldita vocación.

Una taza de café y una buena música, hacen de este momento tan perfecto, no importa la hora , mi soledad es tan perfecta como mi propia compañía.

 Miro mi taza de café y esta casi vacía, levanto la cabeza y miro hacia mi alrededor (y allí esta la inmensa gris, llena de luces, con un cielo opaco lleno de neblina, un viento frio y a lo lejos se escucha el sonido de los coches que pareciera que hacen un concurso de un concierto de bocinas) Ya es casi el amanecer y por mi cabeza se cruzan un millón de ideas tan rápidas, fugaces  y tan difíciles de explicar, todo en uno, como un trailer de película,  pruebo el ultimo sorbo de café,  suspiro, sonrió y me cuestiono otra vez; " eres rara Brigith, tan rara como tus opciones, tan rara como tus gustos, tan rara como solo tu sabes ser, pero tan perfecta en tu rareza,  así tan solo así esta muy bien y sonrió nuevamente!!! De pronto me doy cuenta de la hora, hecho un vistazo al reloj y me digo: duerme ya, mañana nuevamente al hospital, allí donde solo existes tu y todo lo que amas hacer, ese pequeño mundo paranormal pero definitivamente tu tranquilidad aunque eso de tranquilidad solo es literal porque cuando estás en el mundo de la UCI un ojo se mueve a la derecha y el otro a la izquierda, nada se pierde de vista ni siquiera la más pequeña aguja del ambiente. 

una taza mas de café?


martes, 15 de junio de 2021

MI PRIMER DIA EN PRIMERA LINEA

 

 

Ni un paro cardiaco o la cirugía más urgente eran comparables a la taquicardia que se experimentó aquellos días.




Eran las 7: 00AM de la mañana de un 14 de abril del año 2020 y sabía que ese día de trabajo iba a ser diferente. Un día antes el jefe del área COVID me había comunicado que tenía que ir al área de la UCI COVID, presentarme y empezar mis labores allí. Nos habían agregado a un grupo de whatsapp  y no paraba de notificar mensajes de compañeras con miles de preguntas, tuve la suerte de conocer muchas personas que en ese momento me direccionaron y apoyaron mucho.

Mientras me dirigía al hospital, miraba las calles, estaban vacías, habían pocos coches circulando, en cada calle los del ejército, la marina y policías quienes te pedían los identificadores y la autorización de circular por las calles, había mucho silencio, ya no se escuchaba las risas, las pláticas, las bocinas de los autos, todo estaba casi vacío. Recuerdo que al principio Salí a comprar sin la mascarilla, ya que poco se sabía del invisible y hasta decían que no era necesario el uso de mascarilla y solo el distanciamiento social. Nunca imagine vivir una experiencia así.

Recuerdo también que un compañero tuvo su primer turno en la UCI COVID un día antes que yo, nos comentó por whatsapp toda la crónica que tuvo que pasar aquel día, yo pasaba saliva cada que leía su mensaje y me decía a mí misma ¡Dale flaca tu puedes!

Llegue al hospital y los pasillos estaban vacíos, desolados, claro que nosotras como personal de salud estamos acostumbrados a ver mucho movimiento de personas entrando y saliendo de los ambientes y de pronto me encontraba en un ambiente vacío, lleno de cubetas de basura, mucho olor a lejía y a lo lejos personas con EPPS que parecían astronautas.

Estaba intrigada, asustada, mi cabeza no paraba de pensar todo lo que mi compi me había contado un día antes, trataba de recordar cada detalle de los consejos que me dio para no cometer una equivocación y contagiarme tontamente, hasta tuve ganas de llorar porque sentía mucha nostalgia, estaba sensible a todo, buscaba la mirada de mamä diciéndome que todo iba a salir bien.

Llego la hora del reporte y todo era nuevo, nos organizamos el trabajo, me asignaron a mis pacientes, pues ya había un protocolo de atención, pero nadie nos había dado capacitación sobre la colocación de los EPPS ni sobre cómo trabajar con estos pacientes, buscamos información por cuenta propia y uno que otro colega ya había pasado por su primer día y preguntábamos y yo lo hacía mucho, preguntaba demasiado, pero trabajábamos con nuestra profesionalidad y con nuestra mayor o menor experiencia como enfermeros intensivistas (al menos para mí fue la primera experiencia como enfermera intensiva) claro que ya había cursado la especialidad, pero no es igual ser interna de uci que enfermera intensivista de planta, pero diseñamos una buena tecnología de trabajo, con altos y bajos pero siempre a flote.

Me vestí y mientras lo hacía, recuerdo que al ponerme el EPP se me venían imágenes que había visto los días anteriores en las noticias de china y otros países y pensaba “ ya me toco pues” iba con mucho cuidado debido a mi inexperiencia, fue una sensación claustrofóbica, no quedaba ni un milímetro de mi cuerpo al descubierto, las gafas, los guantes, el mameluco, el scrubs, el mandil, las botas internas y externas, los gorros, sentía que el aire me faltaba, pero ahí no quedo la cosa, les cuento más adelante.

Entré a la habitación de mi primer paciente (Nunca la voy a olvidar, su nombre lo tengo presente hasta el dia de hoy) era una señora de 63 años, que ingresó por neumonía a causa de COVID19, lo primero que hice al entrar a la habitación fue mirarla de cabeza a pies ( valoración cefalocaudal en nuestros términos nosocomiales) me asusté al verla así, invadida con muchos aparatos, sentí tristeza e imaginé a mamá en esa situación y solo atine a sacudir la cabeza y continuar, de pronto ingresaba otro paciente con oxígeno, agitado, desesperado y casi moribundo, las compis gritaban, ingreso, ingreso y todas corrían hacia el paciente, corrí a verlo y en sus ojos solo había miedo, pues es comprensible no sabía lo que le iba a pasar y ninguno de nosotros lo sabía también.

Regrese a mi paciente asignado y de pronto solo bastó hacer un procedimiento para que dejara de verla, mis gafas protectoras estaban totalmente empañadas, no veía absolutamente nada, monitorice los parámetros ventilatorios como pude y de pronto una ansiedad inexplicable se apodero de mí, me falto el aire, no veía nada, empecé a respirar muy rápido y profundo, entonces empecé a sentir mareos y fue allí cuando quise quitarme todo lo que tenía encima, Salí de la habitación casi tocando la pared, me senté en una silla que había en el pasillo como mandado de DIOS y de pronto me puse a llorar, ni siquiera pude limpiarme las lágrimas, de pronto una compañera se acercó a mí y me ayudo a calmar la ansiedad, y con sus palabras y con respiraciones pausadas poco a poco me fui calmando.

Aquel día pude continuar y brindar los cuidados necesarios a mi paciente, me tocó despronar, lo cual fue nuevo para mí, pero mis compis me ayudaron bastante. Aquel día tuvimos 3 ingresos, dos pronaciones, una supinación y un paciente que se extuvo, fue el primer turno más jodido que tuve en mi primer día como enfermera intensivista de planta en el área de UCI COVID. Quiero pensar que esta locura de Enfermedad nos ha unido más a los profesionales porque hemos sabido trabajar a pesar de las barreras, de la falta de recursos y de información, porque para nosotros el paciente es lo primero y el miedo desaparece cuando vemos que estamos ayudando a alguien que nos necesita.





el comienzo

EL COMIENZO

Mi infancia fue como la de cualquier niña de los 80’ entre el barrio y los amiguitos, los juegos épicos: mata gente, carambola, salta la...